He vuelto a Ibiza hace unos días, pase dos días casi completos en la isla menor de las Baleares y la verdad es que me supo a poco.
He visitado esta isla, donde la mayoría de sus pueblos tienen nombre de santos, en varias ocasiones y por variados motivos. En esta ocasión fui por trabajo si bien siguiendo mis propias reglas de actuación me fui a dormir en el lugar el día antes del acto del juicio al que tenía que asistir, es una norma de mera precaución y de comodidad al mismo tiempo, pues si bien podía viajar el mismo día del acto y volver a continuación, como hacen algunos de los profesionales que acuden a la sede del tribunal social de Ibiza, a mi me parece correr un riesgo innecesario pues además de estar pendiente de que el avión llegue a tiempo, de coger el taxi con la angustia de que no llegas a la hora y que además no has preparado medianamente la testifical, si es que hay tal prueba, además tienes que madrugar para viajar dentro del mismo día.
Al viajar el día anterior, preparo con tranquilidad las pruebas, visito el lugar un rato e incluso ceno en agradable compañía, como fue el caso en esta ocasión.
Me dio tiempo incluso a vista dos lugares llenos de misterios. Por un lado el cementerio del único pueblo, junto a la capital, que no tiene nombre de un santo en la Isla, y por otro la cala de la huerta (cala hort ) donde el islote de “Es Vedra” llena el paisaje.
Tengo especial gusto por visitar los cementerios, pues siempre son una fuente de conocimiento de la sociedad. El del pueblo de Jesús en Ibiza, situado junto a la carretera principal, a la usanza romana, combina los nichos con las sepulturas en tierras. Me resulto un cementerio muy coqueto, esto es pulcro, cuidado y gracioso con sus flores en abundancia dando colorido al blanco de sus paredes.
El promontorio de “Es vedra” , por si solo impone pero más si está rodeado de nubes que los circundan en su cima como tapándolo del sol. Oficialmente solo está ocupado por aves, lagartijas, caracoles y cabras. Pero sobre el mismo se han construido un sin fin de historias de avistamientos de OVNIs y por eso algunos dicen que en el mismo existe una base de vulgares platillos volantes, si bien no se ponen de acuerdo sobre si entran por el mar de forma sumergida o por el aire, cubriéndose con las nubes.
Como buen gallego, que ha visto a la “Santa Compaña”, soy por naturaleza incrédulo aunque en eso de los OVNIS puede que resulte como con la brujas que no existen pero haberla si las hay.
En Ibiza se da un claro ejemplo del refrán aquel que dice:” unos cardan la lana, y otros se llevan la fama.
Pues es fama de que en la isla el que hay grandes fiestas, donde circula la droga y se hacen bacanales en cualquier esquina. Cuando la realidad es que la población autóctona y permanente está en su mayoría al margen de las actividades de los turistas más propias de tales desenfrenos. En Ibiza hay unos 130.000 habitantes fijos, de los cuales solo unos 40.000 viven en la capital, que es donde se concentran, sobretodo en la zona del muelle, las discotecas y clubs que le han dado fama mundial como centro de perversión y pecado. Así que quitando la zona del paseo marítimo de la capital y en verano, el resto de la isla es una zona de relax y calma.
Una idea que he mudado sobre Ibiza con ocasión de este viaje es que aquí no hay distancias, porque si bien es cierto que circulando por las carreteras que hacen eje transversal de la isla se llega en poco tiempo de un extremo al otro de la isla, también lo es que si te sales de las mismas te puedes incluso perder. El viaje desde Santa Eulalia del rio, lo del rio un una pretensión más que una realidad, hasta cala hort para ver el “es vedra” me resulto largo y eso que llevamos una interesante conversación, lo mismo ocurrió para encontrar una finca donde nos obsequiaron con una inmerecida torrada y donde disfrute conversando con la gente que allí estaba y donde descubrí que todavía el trueque existe para intercambiar productos del campo.
La gente de Ibiza es por lo general conservadora, al menos la que yo he visitado en Santa Eulalia del Rio. Otra curiosidad de este pueblo, además de que ya no tiene rio, es que se entra al mismo atravesando el lecho seco del rio sobre un puente romano, al menos me lo pareció a todas luces, cuando los romanos que yo recuerde no llegaron nunca a tomar esta isla e incluso se dice que el legendario Aníbal era ibicenco. Aunque puede que como ciudad confederada a Roma disfrutara de los adelantos arquitectónicos del imperio.
La curiosa nomenclatura de los pueblos ibicencos consistente en que todos tienen nombres de santos cristianos viene de la conquista aragonesa del año 1235 que derrumbaron la mezquita árabe y en su lugar construyeron la catedral y los pueblos de la isla tomaron nombres de santos cristianos. He leído en algún sitio que la arquitectura peculiar de Ibiza de techos planos nació en aquella época como consecuencia de la adecuación de las casas y sobre todo las iglesias a las necesidades bélicas de la defensa contra los piratas que arrasaban la isla. De ahí vienen los techos planos, para facilitar el uso de cañones, y las torres de aviso, que funcionaban de un modo muy similar a las que se encuentras en las rías gallegas, como el facho de donó.
La torre mas costera al avistar un barco pirata, encendía una hoguera para avisar a la torre más cercana, que encendería otra hoguera y así sucesivamente hasta advertir a toda la isla del peligro y así poder buscar refugio normalmente en las iglesias fortificadas y con cañones sobre su techo plano.
Como no dispuse de demasiado tiempo me quede sin visitar Sa Cova des Culleram antiguo santuario sagrado dedicado a la diosa cartaginesa Tanit, situado en el lado Norte de la isla, la zona más despoblada, en mi próxima visita intentare que mis anfitriones me lleven a ese lugar, pues la referencias que tengo sobre el mismo es que merece la pena ver la espectacular panorámica con la isla de Tagomago de fondo.
Creo que, eso sí con conexión a internet, seria Ibiza un lugar ideal donde retirarse.
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