El sabado fui al futbol, fui espectador de partido entre el Mallorca y el Osasuna, de Pamplona. Lo curioso es que no soy aficionadado al futbol, ni “hincha”, ni siquiera se demasiado como se juega, ni mucho menos como se llaman los jugadores, los entrenadores, ni apenas se algo de todo ese “mundo” .
Soy espectador sustituto o interino. Voy solo cuando falla el abonado espectador al que sustituyo. Vamos que mas que remplazarlo lo que hago es suplantar la personalidad de un abonado, entrado al campo de futbol con su carnet de socio del club, lo que en buena lid es un delito, si bien no podría ahora decir en qué lugar del Código Penal está tipificado y que pena le corresponde, de eso si llegara el caso se ocuparía mi abogado penalista, que es al que sustituyo con la finalidad de acompañar a su padre, que es mi amigo Pepe, hincha del Madrid y abonado del Mallorca.
Si se que el futbol ha sido, como lo han sido otros deportes de masas, utilizado como elemento de «alienación» política y social, esto es ha sido utilizado como parte de las estrategias para el control de la población por parte de los gobernantes y líderes políticos . Siendo este un tema apasionante, eso de las estrategias de control para poder dirigir las masas, no voy a pararme ahora en contarlo, si no que recomiendo la lectura de la obra de Elias Canetti pues contar como funciona eso del control de las masas constituye una sus más importantes aportaciones al ámbito de la sociología y de la antropología social.
Eso de ser aficionado a ver y seguir cualquier deporte, que no es lo mismo que practicarlo, significa en muchos casos tener una dosis más o menos de masoquismo, como puedo comprobar cada vez que acompaño a mi amigo Pepe al futbol . Pues solo siendo masoquista se puede entender el que se esté dispuesto a pasar dos horas viendo , en una silla incomoda, pasado frio, como unos jugadores intentan colar una pelota en la portería del contrario sin éxito la mayoría de las veces.
Ahora bien la puesta en escena de la disputa merece una cita aparte. No sé si en otros campos se hace igual porque no he estado, pero aquí se puede ver todo un ceremonial en casi todo lo que ocurre en el campo. Dejando a un lado la publicidad estática, en cualquier sitio del estadio puedes comprobar que estamos ante un negocio que gira en torno a un, en la mayoría de las ocasiones, aburrido partido de futbol.
Al entrar de dan una revista, bueno en esta ocasión he podido comprobar que la situación económica del club, en situación de concurso de acreedores, ha hecho que lo que era una revista en papel cuche parafinado se ha cambiado por una especie de boletín en vulgar papel de periódico, que con el mismo fin pretende decirte cuales son los nombres de los jugadores de ambos equipos, algo que la mayoría de los aficionados sabe de sobra, alguna otra noticias más, pero sobretodo que veas los anuncios que han vendido para hacer caja. Con igual fin te dan hojas publicitarias sueltas en cualquier esquina.
Bueno también te revisan los paquetes de mano, no para buscar si llevas algún arma o elemento peligroso como seria “goma dos” , no que va , te revisan para quitarte el tapón de las botellas . Algo que mi amigo Pepe ha logrado eludir con el simple truco de presentar al guarda de seguridad el paquete con los bocadillos y las botellas zumo que suele llevar para el descanso, este muy serio te hace que le entregues los tapones y sin problemas se le dan. Unos metros más adelante, sin disimulo, le pone otros tapones que se trae de casa en el bolsillo y todos tan contentos. Me he parado a pensar que justica tal acción de apresamiento de los tapones de las botellas, mi amigo Pepe me dice que son normas de federación o de la FIFA porque en no sé donde le dieron a un árbitro con un tapón de una botella en un ojo. Sorprende sin duda que puedas meter en el estadio rodamientos de acero, por decir algo, o simples piedras en los bolsillos, pero no botellas de plástico con tapón.
Pienso que es más bien parte de un ritual que se ha creado en torno a un simple espectáculo de masas que hay que rentabilizar como sea. Lo que justificaría que mientras que no juegan el campo se llene de lonas publicitarias , vallas móviles o automóviles que dan vueltas por la zona que ocupa la pista deportiva que rodea al césped, que en esta ocasión encontré muy falto de riego con zonas evidentes de hierba marchita.
Es como si tratara de representar un papel en una obra de teatro al aire libre. Donde los jugadores comparten protagonismo con el público. Así estos al salir al campo , bajo el sonido de una fanfarria , creo que de la película Ben Hur, con camisetas con publicidad, lo primero que hacen es sacarse una foto con un grupo de niños y la mascota del equipo, un diablo rojo . Luego se hace una presentación por los altavoces y con el clamor del público, se preparan para la competición.
La gente acude a este tipo de partidos como a un ritual, casi como si de una religión se tratara aunque lo cierto es que cada vez acude menos gente. Había en esta ocasión , ocupadas en la zona cubierta la mitad de las sillas y un tercio en la zona descubierta y eso a pesar de que las entradas eran a tres euros y por cada socio abonado regaban dos entradas. Ignoro como hacen los cálculos de rentabilidad los gestores de estos clubs regionales pero tengo la impresión de que necesariamente la crisis económica se va a llevar a la bancarrota a un buen numero de ellos, salvo que alguien por motivos distintos a los económicos quiera sostener lo que aparentemente es un negocio ruinoso.
Y es que acudir a estar tres horas allí sentados, pasando frio y viendo como a dos equipos desarrollan un juego mediocre, donde lo que más resalto fue como algunos jugadores parecían ser de cristal pues al menor roce con otro se caían al suelo entre aspavientos de dolor, que milagrosamente desaparecían cuando se le quería sacar del campo, requiere, como ya he dicho, sin duda en el espectador un espíritu de sacrificio cercano al masoquismo. Algunos vi que a la mitad del juego se fueron y mientras otros aguantaban , como un señor con dos hijos pequeños que estaban delante de nosotros que a pesar de los ruegos de los niños, aburridos, para que se fueran, aguanto hasta la mitad de segundo tiempo. Sospecho que esto de ser “hincha” de a pie debe de tener algún componente de adicción, como si de una droga se tratara.
Así la tarde fue discurriendo, mientras mi amigo Pepe despotricaba contra el árbitro a voz en grito, algo que al parecer le hace feliz, pues dada la distancia y el ruido ambiente veo difícil o más bien imposible que este le escuchara . Ahora bien en su descargo diré que tan poco practica vocera era realizada con igual existo nulo por muchos más de los que allí estaban.
Es por cierto un curioso fenómeno acústico el que se puede observar cuando ocurre eso que se llama “meter el gol” . Cuando metió el gol el equipo visitante, el Osasuna, durante segundos el mas sepulcral de los silencios se hizo en el estadio, de hecho te enteras que se ha producido un gol, por el silencio que se produce de repente. Pero cuando ocurrió lo contrario, que el gol lo metió el equipo de casa, el Mallorca, la euforia , el griterío , los abrazos, todo junto y a la vez .
Es el futbol , como deporte de masas, un fenómeno sociológico en sí mismo que por un tiempo iguala a las gentes, porque las hace sentirse como parte de un existo o de un fracaso que no es suyo y que supongo les hace olvidar las otras cosas que les son individualmente propias y que puede no les proporciones esas mismas sensaciones.
A mí , a pesar de frio y el aburrimiento del juego, me dio la satisfacción de ver como mi amigo disfrutaba y sufría al mismo tiempo , algo que no hubiera podido hacer si no lo hubiera acompañado , pues solo no viene, pues dice que no se siente igual.
Curioso mecanismo este el de la mente humana.
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