En nuestra sociedad a los sacerdotes de la iglesia católica de forma habitual les denominamos “curas” , por aquello de que son los que tiene como función social el cuidar, instruir y  realizar los actos propios de la liturgia de la iglesia que básicamente consiste en administrar los llamados sacramentos.

Los curas pertenecen a una organización perfectamente estructurada que es la iglesia católica cuyo jefe supremo el  Papa, amante exhibirse ante las masas y que se presenta ante ellas con sus vestimentas perfectamente conjuntadas cual si fuera un figurín. Podría decirse que la Iglesia es una organización que reivindica para sí la propiedad de la marca “DIOS” si no fuera porque además su labor en favor de los más desfavorecidos es muy loable, debido a la implicación de anónimos curas, religiosos  y feligreses.

Como organización la iglesia está perfectamente regulada por sus cánones  o reglamentos y tiene sus órganos administrativos vigilantes de sus miembros para evitar lo que ellos llaman el escándalo, término este que suelen normalmente coger en el tercero de los significados que al mismo da el diccionario de la RAE, esto es lo toman como : Desenfreno, desvergüenza, mal ejemplo.

Todos esto lo digo porque la actualidad televisiva está ahora en un señor que al parecer es cura de no sé qué orden religiosa y que ha entrado a formar parte de los concursantes del programa GRAN HERMANO, en su edición no se cuantos pues solo vi la primera y ya quede suficientemente instruido sobre lo que considero es un “bodrio” televisivo.

El bueno de Juan, que dicen que además es motero, ha sido suspendido en sus funciones por la Iglesia debido a que ha entrado en el dicho concurso, algo que me parece lógico si no fuera que se ha hecho público con lo que se consigue el efecto contrario. Es lógico porque uno cuando entra en un grupo social organizado, como es la Iglesia, debe de acatar las reglas del grupo y Juan no lo ha hecho por lo tanto el grupo lo ha sancionado como corresponde.

Cuando fui monaguillo  lo primero que me dijeron era que debía de guardar compostura y permanecer atento al oficiante de la misa así que cuando a mi tercera misa me sacaron de monaguillo por hacerle señas y risas  a una niña de los bancos delanteros no me pareció mal, pues ciertamente no había guardado la debida compostura.

Pues a Juan le ha ocurrido lo mismo. El ha preferido seguir la seda marcada por el Padre Apeles y llegar a ser una estrella televisiva, pues me parece muy bien, pero ya lo dice el refrán “no se puede estar en misa y repicando las campanas”. Solo espero que no acabe como el cura catalan, eso es en la Noria y pidiendo trabajo.

En la iglesia católica todo esta más que organizado y si uno quiere destacar como ahora lo hace Juan, pues se le corta las alas y punto. Quizás, pienso yo, Juan hubiera sido un buen exorcista, ahora que la prensa gallega nos informa que Don Ignacio, párroco de Sabaris, esta sobrecargado de trabajo pues solo en lo que va de año ya ha tenido que hacer tres exorcismos, eso sí por mandato del Sr. Obispo como Dios manda.

Y es que en tiempos de crisis económica, como ocurre en la sociedad civil, si uno se arrima al poder establecido, en el Estado, en el Ayuntamiento o en este caso a la Iglesia se ven que no le falta ocupación.

Una cosa ha llamado mi atención de los que ha dicho a la prensa Don Ignacio, el exorcista de Sabaris, y esta es que en su opinión : «En muchas ocasiones existen problemas psiquiátricos o alguna enfermedad mental detrás que nada tienen que ver con el demonio» , para a renglón seguido justificar su actuación de exorcista «como una oración de súplica o una conversación de paz»

Con lo que llego a la conclusión de que el bueno de Don Ignacio, cura párroco de Sabaris, ejerce la psiquiatría de modo rudimentario en claro intrusismo profesional, eso sí, por orden del Sr. Obispo y por lo tanto no va ser ni reprendido ni suspendido como le ocurre al cura Juan, el motero.

Ya lo decía mi tía Manola, que por cierto estuvo una vez en la Iglesia de Sabaris, con ocasión del matrimonio de mi tía lolita:

“ en la viña del Señor tiene que haber de todo “