Dependendientes sin sustancia es el grupo de adictos que corresponde a mi adicción, según me ha dicho un amigo mío de profesión psicólogo y gran aficionado a los caldos riojanos, especialmente al tinto.

Que soy adicto y lo confieso sin remordimiento, siendo esto último motivo de que no pueda alcanzar la absolución. Claro que quizás mi adicción no sea pecado, como no lo es el hacer contrabando, según me dijo un cura del Rosal, lugar fronterizo con Portugal, claro que de esto último no tengo la debida confirmación teológica.

¿que cuando me di cuenta de estaba enganchado?

Pues no hace mucho, concretamente este pasado viernes. Estaba yo con unos amigos comiendo callos con garbanzos y empecé a notar cierta ansiedad, las manos , sobretodo la derecha , se mostraba sudorosa, con dedos ligeramente bailarines. A los postres era ya como una picazón

La cosa se pudo más o menos contener pero solo obtuve la tranquilad del adicto, la sublime relajación, cuando al regresar a mi despacho pude volver a tener en mis manos, a mi alcance,  el objeto de mi deseo.

Es que me proporciona tantas cosas…. Me da mi correo, me deja ver los faxes, me dice si llueve o va hacer sol , me permite oír al talibán de la mañana, me dice el camino más apropiado y cuáles son las noticias del mundo, incluso me deja ganar al sudoku .

Además claro esta de permitirme hablar por teléfono, leer un libro y escribir esta confesión.

Siento si alguno le hago daño, pero estoy enganchado a mi móvil…