Laureano , Leire y los excesos verbales

Con motivo de la condena, a la nada despreciable suma de 3.600 euros,  que ha confirmado la Sala de lo penal de la Audiencia  de Baleares, del abogado Laureano Arquero  y que ha publicado  la prensa de Palma, por un exceso verbal , he reflexionado sobre los excesos verbales en los tiempos en que vivimos.

Pienso que Laureano y Leire no tienen mucho en común. ¿Qué a que Leire me refiero ? Pues a que Leire va ser, a nuestra Leire, a la Leire de España, a la única e inigualable Leire , a nuestra casta ministra, Leire Pajin, de los Pajin de toda la vida, que campean por los que en otra época fueran los fueros de Jesus Gil, que Dios tendrá en su Gloria si llego a tiempo de confesar y arrepentirse de sus muchos pecados , que diría la señora Florentina, la que fuera abuela de mi prima Merce.

Laureano hace honor a su nombre que significa “Aquel que acumula saber y gloria”. Es un tipo con planta de gañan que no digo yo que no haría buena pareja con la ayer socióloga y hoy ministra. Este abogado mallorquín, conocido por sus múltiples actividades diurnas y nocturnas, ha tenido de siempre, como la ministra, fama de ser algo deslenguado, pero también la tiene de ser buena gente y noble.

Leire, como es conocido  es mal hablada y exagerada, mas por devoción que por afición y no ha dudado en sus desafueros dialecticos en atribuirse atributos que a todas luces no tienen. Verbigracia: cojones.

Yo pienso, y como yo muchos de los que andamos día si y día también por los Juzgados, que el decir, como dijo y admite dijo, Laureano, en la trastienda del juzgado y no en la Sala y en audiencia pública,  que: «estoy hasta los cojones de este juez hijo de puta» , fue un exceso verbal pero no causa de ser considerado un insulto «con intención de lesionar la dignidad del magistrado», como opina la Audienza.

El abogado estaba en ese momento cabreado y dicen que con razón por lo inflexible que fue el Juez al no admitir la presencia de sus clientes en el pasillo y darlos por desistidos en su acción o demanda judicial, con probable daño a sus intereses. Al abogado, contrariamente que a Leire, se le supone que tiene como  atributos los dichos cojones  y la expresión “hijo de puta” es una coletilla muy al uso que ha perdido su significado literal e incluso  puede ser tomada como  expresión de cariño entre las personas que se quieren bien, aunque este mas bien no fuera el caso.

La falta de presencia física del Juez, que se entera según declaro por una funcionaria que se lo comunico, ya quita toda intención ser tomada la frase como de insulto, que suele ser hecho que se efectúa en presencia del sujeto agraviado.

Sobre los usos del término hay  quien incluso ha hecho un video que, como no, ha colgado en Yotube

 

 

Y además, Laureano, como antiguo laboralista que es, conocería que el criterio de los Tribunales Laborales es el considerar que el término “hijo puta” ha sufrido la  «degradación social del lenguaje” y por lo tanto la expresión por el  utilizada carecía de un valor de ofensa.

Claro que a veces, y este puede ser el caso, el hambre se junta con las ganas de comer, y lo que podía haberse solucionado con un rapapolvo de despacho, como el que me dio el Juez Castro cuando creyó que yo era el que había contado ciertas circunstancias acontecidas en Menorca,   ha llevado a un pleito del cual emana la sentencia que la prensa local ha publicado y que es motivo de cotilleos por los pasillos de los juzgado, hasta el punto de que con el jolgorio que se forma en la espera de ser llamados a ser visto por el Juez de turno se le puede pasar a uno la voz endeble del aguacil llamando a deshora , que creo que fue lo que aquel día le sucedió a Laureando y que produjo su cabreo.

Pero como estamos faltos de mesura, eso que antiguamente se llamaba templaza y que era virtud cardinal, pues ocurren estas cosas que además de los 3600 euros para las arcas públicas, los 1.800 euros para reparar el honor transgredido del juez de marras traerá  el trastorno que cada asunto que tenga por letrado al susodicho Laureano  va originar a la hora del reparto de asuntos para evitar que vuelvan a verse las caras el ofensor y el ofendido.

Ya lo dice la maldición del gitano: ten pleitos y además gánalos.

 

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1 Comentarios.

  1. …el dicho de la maldición gitana, mas bien dice: PLEITOS TENGAS Y LOS GANES.

    En mis años de estudiante de económicas viví varios años en Sevilla y viajé por distintos lugares de Andalucía, sobre todo, Cádiz capital y algunos pueblos.
    El insulto -o no tanto- pronunciado por el lenguaraz sr. Arquero, allí no era considerado como tal (según cómo, claro) y era muy común entre conocidos y amigos decirse hijo de puta sin ninguna trascendencia; por supuesto nadie se daba por ofendido. También hay que tener en cuenta que era, más, entre jóvenes.
    Por otro lado, en aquellos años tanto los estudiantes de ciencias como los de letras, escribíamos con menos faltas de ortografía… Por ejemplo, no decíamos CARNE, si queríamos decir CARNÉ.
    Saludos cordiales.

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