Con pocos días de diferencia hemos asistido a la interpretación de una falacia política por medio de llenar alguna calle de gente con banderas multicolores pidiendo que se convoque referéndums para decidir por el pueblo soberano cosas distintas y a su vez sustancialmente contradictorias.
Así pues en Barcelona 650.000 personas pidieron a gritos un referéndum para votar sobre la independencia del Estado Español y en Madrid 65.000, también a gritos, pidieron convocar un referéndum sobre los recortes aprobados y ante un posible rescate de la economía española.
Siendo cierto que el sistema que la votación directa de normas es una sistema empleado muy a menudo en países democráticos, como Suiza, también lo es que es un sistema desconocido totalmente en otros países igualmente democráticos en los nunca se ha realizado un plebiscito nacional, como los Estados Unidos.
El realizar un referéndum con todas las garantías democrática es un instrumento muy caro, en costes técnicos, que no resuelve, por lo limitado de la pregunta, ningún problema complejo dentro de la gobernación de un Estado. En nuestra Constitución existe una muy especifica regulación de como se tienen que formular y realizar los referéndums y hay cuestiones importantes pospuestas por los gobiernos de los sucesivos partidos políticos gobernantes que están a la espera de ser consultadas al pueblo soberano, como la abolición de la Ley Sálica o Ley de Sucesión Fundamental promulgada por Felipe V en concordia con los Supremos Consejos de Estado y de Castilla en 1713, que va a permitir que el Príncipe Felipe sea Rey y ha impedir que lo sea su hija la infanta Leonor.
Así pues no es un instrumento ordinario de gobernación el uso de referéndum y si se usa debe ser usado como regula la Constitución Española, que por cierto fue aprobada por uno que tuvo una participación del 67 por ciento del electorado y el voto afirmativo del 88 por ciento de los participantes.
Por eso mismo es una falacia, eso es un engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien, pedir como se pide por ciertos sectores la celebración de un referéndum.
Lo es cuando se pide en las calles de Barcelona o en las calles de Madrid , pues todas esas peticiones son enviadas a una vía muerta o a la papelera de las idioteces legislativas. Uno se pregunta ¿entonces porqué se hacen? . ¿Por qué no se presentan en las cortes iniciativas parlamentarias que pidan lo mismo?
La respuesta es sencilla, porque aquellos que agitan la bandera del referéndum saben que en las épocas de crisis la gente lo que quiere es resolver su problema económico, que en muchos casos es un problema de hambre, y eso de la democracia directa, la consulta al pueblo soberado, suena bien y parece lo lógico. Así que pidamos lo que no tiene otra respuesta política que el NO , y acusemos a los que gobierna ahora de ser los culpables de lo que le pasa al pueblo, aunque fuera anteayer en que yo mismo era gobierno y cree las causas que ahora afligen al pueblo soberano.
Es un autentico uso de algo que en ciencia política se llama demagogia, esto es una estrategia utilizada para conseguir poder político. Consiste en apelar a prejuicios, emociones, miedos y esperanzas del pueblo para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda.
Así pues la casta política catalana subida en la corrupción y el despilfarro pide independencia para hacer una cortina de humo cuando el Estado le aprieta las tuercas y le dice que tiene que cumplir con los números que nos imponen la Unión Europea. La casta Sindical, que vive en Madrid, pide que se quiten los recortes, cuando en sus organizaciones se han visto obligados a recortar gastos y hacer EREs , por que el Estado ha dejado de darles las subvenciones que le permitían vivir del cuento.
Así pues pedir referéndums, que se sabe de antemano que no te van a dar, se convierte en una falacia.
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