Tras haber sido suspendido y seguir imputado por prevaricación, el Juez Elpidio José Silva, con el que no guardo relación familiar ni de amistad de ningún tipo, se ha convertido en un tertuliano de los programas de opinión, ya lo he visto en dos, por lo tanto se ve que ha decido no seguir el viejo refrán castellano de que la ropa sucia se lava en casa.
En la carrera judicial el silencio es la norma no escrita que te permite ser un anónimo juez que hace un anónimo trabajo. La discreción es lo normal en lo que ocurre en la actividad judicial aunque ciertamente parece ser que también es la alfombra bajo la que se guarda la basura.
Pienso que si la corrupción es el pan nuestro de cada día en la actividad política porque razón no habría de alcanzar está a la actividad judicial. Y lo que hace ahora el Juez Elpidio es simplemente sacar a lavar la ropa sucia a la televisión o lo que es lo mismo exponer públicamente los problemas que como juez ha tenido.
Sus problemas nacen cuando decide encarcelar al ínclito Miguel Blesa, un inspector de hacienda venido a político de la mano del ex-presidente Aznar , y al que tenía imputado por haber hecho alguna que otra cosa rara en la quebrada Caja Madrid. Tal atrevimiento le ha costado, de momento, una sanción administrativa y una imputación por prevaricación. No sé porque estos problemas de Elpidio me hacen recordar a lo ocurrido a mi paisano, hoy defensor del ínclito Bárcenas, por atravesé a procesar al hoy difunto Jesús de Polanco y demás adláteres en Sogecable.
Yo no sé si Elpidio es un valiente o lo suyo es un acto desesperado para evitar que la corrupción de los políticos lo trituren y lo manden fuera de la carrera judicial, pero bienvenido sea, porque la última esperanza que tengo es que la actual situación de la justicia acabe y vuelva a ser un poder independiente de los políticos, y si a eso ayuda precisamente el que sus protagonistas saquen los trapos sucios a lavar en público, pues adelante.
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