He leído que la más prestigiosa institución británica de educación, fundada por Jorge IV en 1829, él denominado King’s College de Londres ha realizado un estudio sobre el punto G , que ya son ganas de estudiar cosas raras, y ha llegado a la conclusión de que no existe.
A mi tal afirmación no me sorprende, porque ciertamente siempre me había preguntado qué era eso del punto G . Y según he ido intentando averiguarlo me encontraba en una especie de bucle que siempre me llevaba al mismo sitio, algo parecido a cuanto en mi diccionario escolar a la tierna edad de 12 años intente averiguar que era una “puta” , que decía que era una ramera y al buscar “ramera” decía que era una buscona y al busca “buscona” y me ponía que “dicese de la puta” .
Cuando la primera vez intente saber qué era eso del punto G, me lleve la sorpresa que en realidad era el punto P , como indica esta joven locutora con desparpajo.
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Y claro como uno ya tiene cierta edad y se ha visto en el trance de tener que hacerse la típica revisión en el Urólogo estoy en posición de hablar desde la experiencia y puedo afirmar que de placer nada de nada y que de bochorno un poco de bastante.
Así que me fui a documentar por otro lado y me encontré que el hijo de un ferretero de apellido difícil de pronuncia, tal como : Gräfenberg , se le ocurrió hacerse medico y a lo tonto un buen día se le ocurrió darse cuenta que había una zona en la vagina de la mujer en la que al llegar la cabeza del feto a ese punto durante el parto, en el empujar para salir, producía una estimulación mayor sobre la vagina, como una estimulación sexual normal, y se convertía un «punto disparador» del parto. A esa zona los anatomistas le llamaron en honor a su descubridor zona o punto Gräfenberg, que se quedo en el más fácil “punto G”.
Como soy de los que se educaron en eso de que las relaciones con el sexo contrario eran solo con fines matrimoniales y con los consejos de la Sra. Elena Francis, no entiendo mucho el porqué esas cosas del placer tienen que ver con la pareja y el matrimonio, por que como Doña Elena recordaba en su día a una tal Leticia, que tenia novio desde los 15 años, que se quería casar teniendo ella 18 y el 25, lo importante era la moral, la honradez, el amor, la fidelidad y etc. Etc. , como se puede oír en este enlace.
Pero se ve que mientras tanto estas cosas pasaban aquí en España por ahí fuera se fue poniendo de moda eso del amor libre, los hippies y los sexólogos, que fueron los que al parecer reinventaron, supongo que bajo precio, eso del punto G primero y el punto P después.
Y digo que lo reinventaron no porque el bueno de Gräfenberg lo reseñara como una zona que tenía una función durante el parto y no como una zona con función de placer sexual sino porque el médico griego Rufo de Efeso (siglos I-II d. C.). precursor de la medicina en el trabajo al dedicar parte de su estudios al tratamiento singular que había que dar a los esclavos, ya definió en su tratado de anatomía humana una zona en la mujer que se «acariciaba para producir placer» y que el denomino “kleitorís” y que mas tarde Mateo Realdo Colombo profesor de anatomía y cirujano de la Universidad de Padua, Italia (1544-1559), en su obra “De re anatomica,” describe como «la sede del placer femenino» y denomina “clítoris” .
Para terminar con mi confusión de lo que es el punto G , ahora los ingleses, gente rara que solo toma el té a las cinco, nos descubre que el punto G no existe y que todo son imaginaciones de gentes calenturientas de mollera y de bajos, supongo.
Pues a ver quien le dice a la señorita del video que eso del punto G no es un vaso de cristal como parece ser ella se cree segun lo que dice en el video, si no que es como las meigas que no existen pero haberlas “ahilas” (las hay) .
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