El otro día al escuchar al ministro de exteriores, el serio y formal Garcia-Margallo , decir que no sabe cuántos funcionarios hay , ni cuantas propiedades, ni que se hace en las delegaciones o embajadas que España tiene, recordé la divertida y critica película “su excelencia” , que escribiera, interpretara y produjera el inolvidable Cantinflas, que trataba de la vida en una embajada de la republica de los Cocos.
Porque no se puede negar que lo que dice el Ministro suena a chiste y en un primer momento además produce risa, que se convierte en una mueca de indignación si pensamos que todos esos perdidos funcionarios cobran aunque no sepamos que hacen.
No es nuevo que existen en las administraciones publicas auténticas colocaciones “chollos”, que no se sabe muy bien cómo se producen pero que silentes minan los presupuestos al no ser cargos productivitos. Digo que no es algo nuevo porque ahora recuerdo que por los años 70 un conocido mío, recién licenciado en derecho por Deusto, saco la plaza de Abogado del Estado y lo enviaron a una capital de provincia, donde ya había otro compañero ya mayor que tenía el único despacho que existía para tal función, así que mi conocido tomo posesión y le dijeron que se fuera a su casa mientras le habilitaban un nuevo despacho. Tras varios meses, los suficientes para casarse y montar casa en la plaza, volvió quejoso a ver al delegado de hacienda, de quien dependía la Abogacía del Estado, pues no le había habilitado el despacho que precisaba. El delegado del hacienda, en tono paternalista, le dijo que no se preocupara, que debería de aprender que el mayor “chollo” en la administración publica era no tener despacho, y lo envió otra vez a su casa. Creo que hasta dos años después, por haberse jubilado el anterior Abogado del Estado, pudo mi conocido tener despacho, eso sí cobro puntualmente sus haberes durante todo el tiempo de espera.
Lo que el Ministro Margallo cuenta ahora es creíble y loable es su reconocimiento. Al menos ha tenido la valentía de confesarlo en público y proponer una norma para intentar resolver el problema, algo que se ve que su antecesora la Srta. Trini, que decía Alfonso Guerra, no quiso o no pudo hacer y que seguramente Moratinos ni lo intento.
Estas situaciones, como las dualidades de competencias, como los excesivos números de cargos políticos en el área municipal, la descentralización de servicios básicos en las comunidades autónomas que los inflan de amigos y militantes, son los causantes del admitido como natural déficit presupuestario.
Por eso que estaría dispuesto al aplauso del Ministro si no fuera que las suyas son medidas nada radicales y que además con su nueva normativa abre la puerta a que las Comunidades Autónomas puedan seguir abriendo embajadas por el mundo. Para saber cuántos funcionarios hay y que hacen, solo tiene que pasar lista con la relación de nóminas en la mano y al tiempo que compruebas que están donde deben de estar les dice que el mes que viene antes de cobrar tiene que enviar un memorándum con sus funciones y atribuciones , porque en caso contrario no cobrara más.
Pero en definitiva mucho me temo que como siempre esto quedara en nada, porque como me decía hace años un bedel de un ministerio, que presumía de haber tenido más de una docena de ministros, en tono jocoso: “vienen muy renovadores, cambian su despacho y se acomodan al resto porque lo suyo es un trabajo de cuatro días”
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