La diada de Cataluña, que conmemora la toma de la plaza de Barcelona por las fuerzas del rey Borbon , Felipe V el 11 de septiembre, de 1714, en que tras el ultimato de que si no se rendían se tomaría la ciudad y se «pasaría a todos a cuchillo» , los Tres Comunes de Cataluña resolvieron la capitulación de la ciudad.
Es por lo tanto la conmemoración de una derrota en la cual tradicionalmente se rinden homenaje a los muertos en la guerra de sucesión española en Cataluña, que fue una guerra civil entre borbónicos y austriacistas pertenecientes a los reinos españoles de Castilla y de la Corona de Aragón, que termino con la imposición de la dinastía Borbónica en el Reino de España y que actualmente representa nuestro cazador de elefantes el Rey Juan Carlos.
La transformación de una conmemoración funeraria en una fiesta separatista es moderna y se puede establecer en el 11 de septiembre de 1977, después de la muerte del general Franco, en la que participaron alrededor de un millón de personas reivindicando el autogobierno para Cataluña.
El problema de fondo de la Cataluña actual es que siendo, según su estatuto de autonomía, una nación no es un estado. Esto último puede parecer un juego de palabras pero no lo es.
A grandes rasgos diré que nación es un concepto cultural o social y estado es un concepto político.
Lo que Artur Mas esta revindicando actualmente con su frase tras la manifestación producida en la pasada “diada” que dice:
“si no hay acuerdo sobre el pacto fiscal, el camino de Cataluña hacia la libertad está abierto».
No es otra cosa que pedir a cambio de callarse y olvidarse de la independencia que le den pacto fiscal, que significa tener su propia agencia tributara para recaudar los impuestos nacionales, como el IVA y el IRPF, algo que le esta negando el gobierno de Rajoy.
Tener una nación es algo relativamente sencillo, aunque sea a base de imponer a todos los habitantes de un territorio una única lengua y costumbres, como esta haciendo el actual gobierno catalán, por cierto con el apoyo parlamentario del partido popular catalán de la ambigua Alicia Sánchez Camacho.
El problema es que el nacionalismo social necesita ser mayoría en los órganos políticos, esos que se forma por medio de la aplicación del sistema electoral que impone el Estado, y no lo es, básicamente por un fenómeno demográfico, que los propios demógrafos catalanes ya han advertido y que consiste que se prevé que «la pirámide de la población catalana va envejeciendo, mientras que por el contrario, el movimiento natural irá a la baja. Descenderá el número de nacimientos y crecerán las defunciones. Y, sin embargo, se prevé que la población en edad escolar, de 0 a 15 años, crecerá por efecto de la reagrupación familiar de los inmigrantes y el aumento de las parejas jóvenes en edad de tener hijos.”
Pero es mas algún investigador ha llegado a pronosticar que es movimiento que se llama natural, de los nacimientos, será en función de que solo una de cada cuatro mujeres que tenga hijos será catalana de origen, al menos en segunda generación.
Que significado tiene eso. Pues si nos fijamos en lo ocurrido en Baleares, donde el 51 por ciento de su población es de origen no Balear, esto es de padres no nacido en Baleares, veremos que tal cosa tiene un efecto sobre las elecciones, pues esta “gent nova” supone la desaparición de los políticos de tendencia nacionalista del gobierno de las estructuras autonómicas.
Un nación necesita para supervivir la trasmisión de sus valores por medio de los vientres de sus mujeres, pues no olvidemos que como estableció el filósofo y antropólogo social, francés reconocido mundialmente, Ernest Gellner (París, 9 de diciembre de 1925 – Praga, 5 de noviembre de 1995) :
“los individuos son de la misma nación si comparten la misma cultura, entendiendo por cultura un sistema de ideas y signos, de asociaciones y de pautas de conducta y comunicación.”
Si los vientres de las madres que paren en el territorio catalán son en su mayoría de mujeres foráneas, la cultura catalana ira descendiendo necesariamente y con ella las tendencias electorales nacionalistas.
Por lo tanto de nada importa que la calle se llene de banderas y pancartas pidiendo la independencia política, algo que técnicamente no es posible en la Unión Europea, como han señalados desde Bruselas y Artur Mas sabes de sobra , lo que deja sus discursos de independencia en un “canto del cisne” próximo a morir electoralmente si Alicia Sánchez Camacho , esto el Partido Popular Catalán le retira su apoyo parlamentario.
La pregunta que lógicamente surge a reglón seguido es si lo permitirá Mariano, pero esa ya es otra historia.
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