Dícese que tener tragaderas es ser inocente, crédulo, ingenuo, tolerante y paciente.
Pues ahora el bueno de Mariano nos dice que aunque él no quería tiene que subir los impuestos porque los socialistas le engañaron como un chino, esto último lo digo yo, y resulta que las cuentas del déficit eran mayores de lo que les habían dicho.
Uno puede pensar que los otros, los chicos de Alfredo y Carme, son malísimos y le metieron la puya al crédulo Mariano. Pero claro a reglón seguido nos enteramos que el Príncipe Felipe se va a Nicaragua a la toma de posesión de un personaje como el Ortega tras una controvertida y a todas luces ilegal relección, y se encuentra mas solo que la una, pues no hay representantes de países democráticos al uso. Lo que es un fallo del ministerio de asuntos exteriores pues nada más entrar el nuevo ministro como no se le ocurrió revisar la agenda de la Srta. Trini, que decía Alfonso Guerra, nuestra anterior ministra de la cosa de las relaciones exteriores.
Y luego la prensa, la malévola la prensa, informa de una reunión secreta de José Luis con el nuevo ministro de la cosa del interior, para hablar durante dos horas sobre los presos de ETA, como quien no quiere la cosa y saltándose a la torera todo el protocolo de esto del mandar.
Y por si fuera poco va el sr. Guidos nuevo ministro de la cosa de la competitividad y me nombra a una tal Carmen Vela, secretaria de estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, a pesar de ser una conocida cambia chaquetas abortista que apoyaba a José Luis hace dos semanas como quien dice.
Y es que todas estas cosas le hacen a uno pensar que Mariano peca de ser inocente, crédulo, ingenuo, tolerante y paciente. Y eso ni es bueno en el patio de un colegio ni en la política que necesita este país, donde tener tragaderas es sinónimo de ser tonto.
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