Gracias a los que se ha acordado de felicitarme por mi cumpleaños y a los que no me han felicitados, porque me habéis hecho recordar que sí que es cierto he cumplido SESENTA Y CUATRO AÑOS.
Fue por eso ayer domingo un día muy simple de recordar, por eso no quise hacer nada especial, bueno más allá de empezar el día, a las cero horas, recorriendo el cementerio de Palma, en grupo, en un evento muy bien organizado, que nos descubrieron, a Mercedes, mi compañera, y a mí, que incluso las gentes después de muerta somos protagonistas de las vidas de los demás.
El resto del día, fue un simple domingo, donde las llamadas de los íntimos, alguno se pasó al “whatsapp” , interrumpieron el suave tedio de un día festivo, donde te levantas tarde por obligación , te remojas por devoción en el mar mallorquín de un día de calor de verano , que este año llevas semanas reclamando y que por convicción rematas con una siesta de esas de “pijama y bacinilla” que dura lo que tiene que durar una siesta decente en una tarde de domingo .
Tengo que confesar, que no sentí nada especial por eso de cumplir años, aunque si hice un pequeño balance de lo que recuerdo haber vivido, que tengo que reconocer, no sin cierto rubor, que visto lo visto, hasta ahora he tenido más momento buenos que malos, y que ahora soy feliz con lo que tengo, en lo personal y en lo material, si bien de esto último si tengo un poco más tampoco me quejaría aunque no lo ambicione pues en lo personal tengo el cupo lleno, si bien todavía guardo un espacio, lleno ahora de la esperanza, de que me gustaría ser abuelo, tarea esta última que de mí no depende.
Y ahora qué, pues lo siguiente será jubilarme despacio sin prisas, pues la holgazanería no es buena compañera, y por lo demás no tengo prisa. Quizás comience cosas nuevas, pues ya llevo 40 años en eso de asesorar laboralmente, o quizás no.
De momento lo único que me interesa es seguir viviendo.