Los círculos mediáticos de Palma de Mallorca se rasgan las vestiduras por una Sentencia de la Sala de lo Penal, la misma que acordó no imputar a la princesa “tonta” que firmaba donde su esposo le mandaba. Pues la Sala ha dictado, en una Sentencia técnicamente bien realizada donde reconocen que no se puede condenar a nadie por unas grabaciones ilícitas, como aporto como única prueba la fiscalía contra Francisca Cortés ‘La Paca’, y por lo tanto esta es inocente.
La absolución de la Paca es de libro y se corresponde con la estrategia de su abogado, Carlos Portalo, de defender los derechos constitucionales frente a una instrucción farragosa donde las churra y las merinas se confundían por el simple hecho de ser ovejas, que en este caso eran gitanos.
Sabido es que Francisca no es trigo limpio y que lleva toda su vida dedicada al trapicheo con la droga en el “gueto” de Son Baña y de hecho esta actualmente encarcelada por un asunto de ajuste de cuentas con extorsión policial por medio, donde por cierto el extorsionador policial y su señora están en la calle y tienen un bar en San Magín.
Pero el que no sea una santa no le quita a Francisca sus derechos constitucionales que ahora la Sala le devuelve y quizás si la fiscalía hubiera hecho bien las cosas otra Sentencia hubiéramos tenido. Pero quien le pide ahora cuentas a la Fiscalía por los muchos dineros gastados en este asunto para que ahora le digan que no hizo bien las cosas.
Nadie va a pedir que se reintegre al erario público lo mal gastado, ni yo mismo lo hare, me conformo con pedir que se plante de una vez por todas las formas de cómo se hacen las instrucciones penales en este país, que en algunos aspectos recuerdan a la Santa Inquisición de Isabel la Católica, centralizando todo en estar a las orden del de arriba y menos en el interés de la justicia de los de abajo.