La disidencia es la expresión formal de un desacuerdo respecto del criterio socialmente admitido o impuesto, seria el equivalente a la deserción en el ejército. La disidencia supone una separación de un parecer, expresando un parecer contrario, por quien esta obligado a observarlo sin fisuras.
Cuando la disidencia es unánime supone que un grupo mayoritario que debería de aceptar el dicho parecer esta en contra del mismo y lo manifiesta de un modo publico.
Lo que hace importante o transcendente la disidencia como forma de separarse del parecer contra el que se esta en desacuerdo viene dada por la condición de los sujetos que muestran o manifiestan su desacuerdo, pues son los que de algún modo están obligados a ejecutar el parecer contra el que están en desacuerdo, de ahí que en organizaciones de tipo militar la disidencia sea reprimida de modo sumarísimo como un delito de deserción. Se imaginan un ejército donde los soldados muestren su disidencia a ejecutar las órdenes, que serian los pareceres con los que se discrepa, de sus mandos.
Por eso cuando colectivos formados por individuos obligados a sujetarse a un determinado parecer superior muestran su disidencia de forma unánime, lo que ocurre es que el dicho parecer corre el peligro de no hacerse ejecutivo.
En la prensa de Palma de hoy vienen dos noticias que tiene en común en que hacen referencia a dos actos públicos de disidencia unánime contra dos pareceres por quienes estarían obligados a ejecutarlos. Por un lado han sido los Jueces de la capital, que tras una reunión oficial y por medio de su portavoz oficial han manifestado su disidencia contra el proyecto del Ministro de Justicia de volver a modificar la Ley del Poder Judicial, y por otro la casi unanimidad de los Inspectores de trabajo de Baleares, que han expresado su disconformidad con los pareceres de su Jefe autonómico sobre los criterios de ejecutar su labor inspectora.
El trasfondo de estas conductas puede ser distinto aunque ambas son actos de disidencia, la primera es una formula moderada de hacer un planteamiento de tipo sindical por aquellos que laboran para la justicia, que con razón ven como por parte del Ministro Gallardón se les quiere reducir derechos y aumentar el trabajo sin la debida contra prestación. En el segundo la causa que origina la “rebelión” es un planteamiento ideológico que se pretende imponer con “modos militares” por parte del jefe orgánico de los inspectores “rebeldes”.
Creo que la sociedad civil debería de estar atentos a estos actos de disidencia porque los disidentes no solo son también ciudadanos con especiales funciones sociales, son también los garantes del cumplimento de las leyes, los unos administrando el bien social de la justicia y los otros persiguiendo a los infractores de las leyes laborales, ambos son los defensores y garantes del sistema democrático y de nuestros derechos ciudadanos.
Es grave que el Ministro quiera controlar a los jueces o que un jefe de inspección solo busque rentabilidad económica en las actuaciones de sus inspectores, pero en ambos casos son actos que buscan la utilización de las funciones y medios públicos en provecho, económico o político, de sus gestores o de su partido político y eso tiene un nombre, se llama: corrupción.
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