Después de leerme el borrador de lo que parece va aprobar el próximo consejo de ministro sobre la forma de negociar los convenios colectivos, algo que si Dios no lo remedia pasara el viernes, he llegado a la conclusión de que por parte de los socialistas en el poder no hay intención alguna de enmendar su política de representación de los trabajadores y que se sigue primando, más bien imponiendo, el modelo sindical oligárquico de las llamadas centrales sindicales.
Discurrir ahora tal cosa puede parecer por mi parte ingenuo, y ciertamente lo es, pero no puedo dejar atrás mi trayectoria vital de impulsor de los sindicatos autónomos de las centrales sindicales, en aquel entonces correa de trasmisión de los partidos comunista, las comisiones obreras de Marcelino Camacho, y partido socialista, al UGT, de Nicolás Redondo.
Decir como dice en su contenido implícito este Real Decreto sobre la Negociación Colectiva, que la representación de los trabajadores se ejerce por los Sindicatos en función de la representación que estos tengan en las elecciones sindicales es un simple eufemismo para enmascarar la imposición de un sistema de representación de los trabajadores, un sistema en definitiva político, en el que la representación no se ejerce por los elegidos a través del sufragio universal sino a través de la oligarquía de cargos que impone el sindicato, vamos que ni el mismísimo Franco hubiera pensando un sistema de democracia orgánica mejor.
Después de las votaciones directa de los trabajadores a sus representantes delegados o miembros de los comites de empresa, que llevan de entrada la etiqueta de este o aquel sindicato aunque ni sepan ni conozca del mismo, ocurre una sustracción de la representación de los trabajadores por parte de los dueños de las siglas, esto es la oligarquía sindical organizada y sostenida no por la cuotas de los afiliados si no por las mil y una prebendas que consiguen bien por cursos de formación subvencionados bien por tramitar los ERES, etc. Etc.
Distribuir las mesas de negociación de los convenios entre los sindicatos según la representación sindical obtenida en las Elecciones Sindicales es darle a estos el poder de decisión sobre el contenido del convenio, sin que los trabajadores afectados puedan decir ni pio. Cuando lo democrático seria que la representación de los trabajadores en estas mesas se constituyeran por los trabajadores elegidos de forma directa para tal fin, que podrían contar o no con el asesoramiento de los sindicatos o mejor dicho de sus técnicos laborales.
Demostrado esta que los trabajadores no se fían de los sindicatos oficiales, las centrales sindicales CC.OO. o UGT, entre otras cosas porque su capacidad de adaptación a los intereses de los patrones es a veces sorprendente, aunque mucho mas su estado permante de servilismo al gobierno amigo socialista. La baja afiliación demuestra ese dato. Además las grandes e importantes luchas sindicales, verbi gracia, la de los pilotos, la de los controladores aéreos, la de los funcionarios, etc. Etc. , han sido siempre protagonizadas por sindicatos no alineados con las centrales sindicales CC.OO. o UGT , que curiosamente si tiene una alta implantación en el sector que representan.
Digan lo que digan los trabajadores, que son los que conoce su sector y su empresa, los sindicatos va a imponer sus criterios por la vía de que ellos son los que tienen la voz y ellos son los que firman. Estarán conmigo en que tufo a una dictadura tiene la cosa.
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